IDILIO
En busca de su objetivo,
el enamorado pensativo,
medita paso a paso,
y no le teme al fracaso:
Ni a perversos amores.
Ni a pasados rencores.
Ni a amores sombríos.
Ni a temblorosos besos fríos.
Ni a pasos negligentes.
Ni a verbenas ingentes.
Ni a la tarde que declina.
Ni a la yerta neblina.
Ni a los lauros floridos.
Ni a los corazones heridos.
Ni a risa en los funerales.
Ni a caricias finales.
Ni a sollozos sin remedios.
Ni a monótonos tedios.
Ni a pluviales días.
Ni a mañanas frías.
En busca de su objetivo,
el enamorado pensativo,
medita paso a paso
y no le teme al fracaso.
@odasalavida