Raiza N. Jiménez E.

Una Plegaria.-

He venido a ofrendarte de mi jardín adorado,

las más hermosas rosas que, con gran ternura,

para honrar, este gran amor, yo he cultivado.

Sé que la pasión y el gozo no es lo que perdura.

***

Mi fecundo ser, ha sido con tu amor, sembrado.

Pronto la semilla vivirá en la energía de un ser.

Ansío que, con tus afectos abraces al ser amado

y que, de tu firme amor, ausencias no padecer.

***

Mi sufrido corazón aspira de ti, gran bondad;

que tus brazos se llenen de afecto al abrazar,

que no se tiña tu alma, con hilos de maldad;

ya que los píos, solemos, al Señor Jesús rezar.