Sentado en el banco del tiempo
Con el alma mojada por la tristeza
En ésta tarde lluviosa y oscura
Con el alma acongojada la vi partir.
Aquél malecón hoy silencioso y desierto
con árboles que hoy lucen solitarios
como espectros gigantes y fantasmagóricos
están llorosos porque saben que no volverá.
Esas tardes que enjuto la esperaba
En la esquina del nostálgico malecón
ansioso por compartir un cálido café
es un recuerdo porque sé que no volverá.
Los versos que con tanta pasión escribí
No son poemas, son sólo gemidos
Que heridos escapan de mi soledad
Es que la amo, aun sabiendo que no volverá.
Su rostro que azaroso pinté en el viento
con colores que sustraje del arcoíris
se han diluido lentamente en el olvido
borrando los vestigios de mi alocado sueño.
A veces echo la culpa al viejo reloj de pared
Que inmisericorde marcaron las horas
Era mi última noche ésa noche en sus brazos
Y dejó que se fuera sabiendo que no volverá.
Lima, 5 de setiembre del 2022.
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