Cual perro rabioso,
a la mas tenue brisa
muerden sin cesar.
Sangre y dolor,
su cólera encarno,
pero nunca hubo,
valentía ni sudor.
Al diluvio culpan,
por el granizo que los golpeo.
Rabia afila garras
y colmillos envenenados,
que resguardan un ave,
putrefacta por el odio,
ya no vuela, o quizás nunca voló.
Leonardo León - 12/Febrero/2021
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