Mil quimeras portaban los balazos
que buscaban la luz de la justicia;
mas los sueños se hicieron mil pedazos
por la sombra voraz de la codicia.
De valor se miraban fogonazos
que nos daban del triunfo la primicia,
que traía esperanza en sus regazos
ofreciendo la cura a la inmundicia.
Fueron muchos los nobles soñadores
que forjaron con sangre nuestra historia,
empapados de amor y gallardía;
para luego mirar los vividores
mancillar del caído su memoria;
con terrible y nefasta tiranía.
Autor: Aníbal Rodríguez.