Oda al comensal de un helado
Te veo llegar con él entre tus palmas.
Cumples el ritual casi religioso:
-Paso delicado, firme, cadencioso-,
Lo contemplas.
Con tú respiración tenue, abismal,
te dispones a transformar
La sal
de tú existencia
Lo saboreas con todos tus sentidos,
-Eres una criatura sensible-
En luz convertidos.
Deseas eternizar estos segundos
Afortunados,
por el nevado glacial de placer y deleite
Sonríes dichosa ante la maravilla
Del castillo dulce y blanco,
Que posas en la mesa llana.
Saboreas su dicha
En la orilla
en tus labios negros.
Al tiempo que cierras los ojos,
sientes el néctar derretido en tú boca.
Tú sed, tú sequedad,
Tú voz lacónica,
son demonios pasados.
No quieres que se esfume
sin sentir la pasión, la felicidad y el goce
Del paraíso que saboreas,
Y que jamás olvidarías.
No quieres lacerarlo, no quieres lastimarlo.
No quieres que se evapore,
En un soplo de brisa,
sin aclamar ésta apología
Febrero, 2022