Ben-.

Un lado del mundo-.

Dejando a un lado

los abrasivos conceptos

las taciturnas narices contagiadas

los aspectos nocivos

que augura un prospecto integrado

y ese sueño de las amapolas cuando

emergen del subterráneo, estamos,

y espero sepáis comprendedlo,

lejos de las tardes almidonadas

lejos de los cuellos envejecidos

lejos de las reliquias antiguas

lejos de los mares embravecidos

lejos de los relojes como omóplatos

lejos de las ignorantes fases lunares

lejos de los infantiles cuerpos celestes

lejos de los camiones que atascan la basura

de la galaxia,

y, efectivamente, lejos

de los galanes de cine con cuernos de diablo.

Estamos tan cerca, realmente cerca

de los aproximados ojos histéricos

de las voluminosas hojas acariciadas

de los espantos que producen las armonías

de las caderas astilladas por el fémur y cerca

de los demonios que nos saludan con infame

glotonería.

Pero, y abrazando cualquier teoría poética,

estamos tan lejos

que ninguno podría contar su historia práctica

en mitad de un naufragio donde nadie alzó

estúpidamente su dedo.

Sí, lejos, cerca, conceptos

sí, cerca, lejos, ideas

mas los demonios saltan de las cucharas vencidas

y de los objetos, de los ventanales en prácticas

y de los vecindarios atomizados.

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