Nasdlo F. Real

A quien escribo

Son sólo sombras

sombras que persiguen sombras

que se esconden entre ellas

que se miran a oscuras

a tientas.

Sombras que se escapan

sombras que asoman la cabeza

sombras de mi sombra

que lloran, se abrazan y besan.

Sombras que me dejan

y se encuentran incompletas.

Sombras que no se entienden

que se desgastan en parpadeos

en ojos de quien las mira

en voz de quien las nombra.

Sombras intocables e histéricas

sombras que calumnian y envenenan

que señalan, que acusan, que difaman.

Sombras sin nombre

que deambulan en silencio

que pasean entre lluvia

que a casa regresan

que me miran, que se burlan

que se pierden en su intento

de ser algo más que sombras.

Sombras tan vulnerables.

Sombras de todo y sobre todo

sombras de luciérnagas

sombra de estas letras

de mi silla, de mi mesa.

Sombras que necesitan de mí

y de los otros

llenas de insomnio

sombras de impaciencia

sombras inertes.

Sombras que me habitan

que se cansan de este mundo

que me arrebatan las ideas

que se adentran en mis muros.

Sombras inquietas

sombras ubicuas

sombras maquilladas

sombras que se quedan solas

sombras que habitan el olvido.

Sombras que se sientan a mi lado

sombras que leen lo que escribo.