Son sólo sombras
sombras que persiguen sombras
que se esconden entre ellas
que se miran a oscuras
a tientas.
Sombras que se escapan
sombras que asoman la cabeza
sombras de mi sombra
que lloran, se abrazan y besan.
Sombras que me dejan
y se encuentran incompletas.
Sombras que no se entienden
que se desgastan en parpadeos
en ojos de quien las mira
en voz de quien las nombra.
Sombras intocables e histéricas
sombras que calumnian y envenenan
que señalan, que acusan, que difaman.
Sombras sin nombre
que deambulan en silencio
que pasean entre lluvia
que a casa regresan
que me miran, que se burlan
que se pierden en su intento
de ser algo más que sombras.
Sombras tan vulnerables.
Sombras de todo y sobre todo
sombras de luciérnagas
sombra de estas letras
de mi silla, de mi mesa.
Sombras que necesitan de mí
y de los otros
llenas de insomnio
sombras de impaciencia
sombras inertes.
Sombras que me habitan
que se cansan de este mundo
que me arrebatan las ideas
que se adentran en mis muros.
Sombras inquietas
sombras ubicuas
sombras maquilladas
sombras que se quedan solas
sombras que habitan el olvido.
Sombras que se sientan a mi lado
sombras que leen lo que escribo.