Donde los pinos arden
violentamente
con fuerza de huracán
en latitudes inmensas
copulando
la luz con el agua
hasta el recóndito depósito
blanco.
El aire que circula
cimbreando los antiguos estancados
juncos
hasta formar el barro
que sepulta mi memoria.
Febril de piernas y hombros
ardiendo en la mesura de la planicie.
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