La severa tragedia en cada instante
en que llueven gotas, incesantes
las angustias, son fuentes tormentosas
que derraman tristezas poderosas.
Con las manos atadas a los pies,
y duele el cuerpo,
y el hambre duele,
y escucho intensamente muchas voces,
los ecos gritan.
Las gentes tienen dudas y esperanzas
de vida y alimento
soplo de viento
y de caricias
y algo con prisas
de comer con los ojos la ternura,
la frescura de los polvos del surco,
para sembrar los cuerpos, la locura
expectante del proemio,
las censuras de un bohemio,
los animales
y los normales
amaneceres,
cánticos de ángeles.