Yo soy pobre y no me humillo
y a decirlo pues me atrevo:
valga el tiempo que es relevo
muy prudente y tan sencillo.
Cuando escribo en el pasillo
mis valores les renuevo,
solo sé que no me elevo
si me tocan el bolsillo.
Ser un pobre no es castigo
y entre ricos va mi lanza
despojándole el ombligo.
Y así, con buena panza,
te lo dice un gran amigo
que, quien persevera alcanza.
Samuel Dixon