Voy despacio...
El suelo se me pierde.
Siento que alguien me acompaña,
una sombra del pasado,
eco remoto y solitario
entre las flores de este campo
inundado de lágrimas,
flores que me acarician
hasta el alma en letargo
y la rocían de ámbar.
Mi voz invoca a los momentos especiales
en que uno se funde con el Todo
confiando en su esperanza
con mitad en Tierra Madre
y mitad en el agua
profunda y tenebrosa
perdido en recordar
también las malas cosas.