Lourdes Aguilar

MEXICO EN LA PIEL

La Patria, delimitada por líneas invisibles 

Este suelo nuestro donde transcurre la existencia 

No es tan solo un mapa en las escuelas 

No es el puente, la carretera o el río que divide 

 

La tierra, con sus ciudades, sus montañas y sus lagos 

Está regada y abonada 

Con el sudor y los huesos de los abuelos 

Ésta, la tierra donde por primera vez 

Se llenaron de aire los pulmones 

Donde a diario van quedando nuestras huellas 

Es un libro que escribimos cada día 

El cordón astral que nos une hasta la muerte 

¿cómo insultarla, cómo despreciarla 

Si desde sus entrañas generaciones han sacrificado 

Genio y vida por protegerla? 

Ésta, tierra árida unida al fértil valle 

Tantas veces absorbió la sangre de sus hijos 

sus lágrimas amargas 

Soportó tantas veces 

 las huestes invasoras 

Y a pesar de todo con fe ciega 

Con profundo amor y voluntad férrea 

Sus buenos hijos insisten en honrarla 

Sus buenos hijos no buscan propaganda 

Sus hijos fieles no se inflan el pecho  

Ni desempolvan el traje sólo un día 

Porque 

Cada átomo suspendido en su aire 

Cada gota de lluvia filtrada en su subsuelo 

Cada neutrino absorbido en su corteza 

Ofrece sus historias, sus hazañas y visiones 

Ofrece sabiduría y fortaleza 

A todo aquél que sepa percibirlas 

 

Cuenta la verdad no escrita 

La verdad sin adornos y sin fechas 

Cuenta la procedencia de la estirpe 

De cómo nuevamente ha de unirse 

El águila augusta y la docta serpiente 

La que cada equinoccio no se cansa de bajar  

A fecundar el suelo y las mentes de sus hijos 

 

Sentirte Patria 

Es el sentir continuo de esos átomos 

Es reconstruir en la mente los vestigios 

Es convivir sin miedo con las ánimas 

Paladear en vasija de barro el alimento de la tierra 

Alegrarse con el corazón fermentado de sus frutos 

Enchinarse la piel al sonido de los cascabeles y tunkules 

Mover los pies al escuchar las marimbas y mariachis 

Hurgar en sus pueblos mágicos sin afán avaro 

Ser faisán, venado o jaguar y reconocer su geografía 

Escuchar embobados las leyendas de un anciano 

 

Mientras haya una piel cobriza sonriendo desde su choza 

Una lengua indígena hablada sin complejos ni vergüenza  

Un bello huipil, un pantalón de manta usado con frecuencia

Un hambre saciada junto al fogón de leña  

Una montaña sagrada invitando al retiro  

Vivirá eL espíritu genuino del mexicano