Cuando arranca su piel sobra sustancia.
La miel de su mirada se derrite en distancias.
—No repitas el después!— grita
Derramándose bajo el agua,
Sus pupilas se convierten en pirañas.
En las entrañas, el cielo
Como una sonrisa sin cuerpo
Un grito sosegado,
Atormentado silencio.
Observando se hunde
A salvo, desde lejos
Contemplando el sueño
Desde su nube de humo.