¿Por qué bajas la mirada
a mis ojos solitarios;
acaso son incendiarios,
como luz de madrugada?
¿Por qué te quedas callada
cuando hago los inventarios
de tus besos carcelarios
que tienen mi alma atrapada?
¡Ah qué hermosas ilusiones
que circundan por mi mente
si te vuelves, complaciente,
con muchísimas pasiones
que desbordan, de repente,
tus ojitos dormilones!