A lo mejor es momento
de que todos mis ángeles huyan
carcomidos por la desidia imperial
detenidos ante un cuadro hermético.
Sí, quizás, tras el orgullo derribado,
tras las miasmas del placer, será hora
inevitable, definitiva, de procurarse
entretenimientos: bolsas de basura,
labios color de rosa, almanaques acostumbrados
a padecer el barro y el limpio de los senderos.
Acaso sea momento de comenzar o de terminar.
Sea igual, la dicha que la deshonra, o el palpitar
que el odio, se consuma vorazmente la yesca
del desprecio, entre lloviznas aplazadas tercamente.
Y que el huraño responda por sus crímenes.
Y que la garduña, aplaque sus instintos.
Que yo dejaré mi mejor cuadro para tan hermoso
pecho!
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