No hay amor en tus ojos. Al mirarme
en el iris toqué tu corazón,
lo sentí tan carente de pasión,
comprendí que jamás ibas amarme.
Insistí pues quería ya entregarme
a tu vida. Robarte la ilusión,
el amor de tus sueños, la emoción,
sin pensar que pretendes despreciarme.
¡Sueños son de una tonta enamorada,
que escuchando los acordes de un piano
dibujó su quimera en madrugada!
Y soñando con príncipe lejano,
se olvida de la luna en la alborada
y del sol, que se acerca tan ufano.
Al extender su mano
se desliza aquel velo que la cubre,
regalando la aurora que descubre