Primero…
quiero que tus manos
sean caricias permanentes
para mi piel,
necesito que tu cuerpo
sea siempre refugio
de mi lastimero cuerpo;
anhelo compartir contigo
mi viril miembro;
deseo que tu boca
destile su miel
para saciar toda mi sed…
…después,
a media voz te imploro,
a tu feminidad invoco,
como esclavo te suplico
y entonces empieza el cortejo,
y me abandono a mi suerte,
y en tus brazos dejo mi muerte,
y en tu boca impenetrable
imagino resbalar mi semen,
en torrentes de placeres,
en esta noche de perdidas caricias
que entre aguaceros adormece…
Apenas mi alma vibra
y…ya la tienes
¡Hazla tuya!
Y ahora…
¡Siente mi simiente!