Indecisos, indecisos, no somos.
Estamos inducidos por la duda,
Con la sabiduría denodada
De aventureros envalentonados.
Los lances fieros que justificamos
Presentan a la verdad sometida,
Sin que eso signifique abolida;
Presumiendo de lo que adolecemos.
De esa manera, no necesitamos
De las seguridades sus afanes.
Para los caprichos nos comportamos
Con buenas provisiones de reclamos;
Sin apresuradas comprobaciones.
Las dudas parecen satisfacernos.