Los pájaros vuelan en bandadas y yo siempre vuelo solo cuando sueño dormido o despierto.
Un martes cualquiera una explosión terrible destruyó mi casa
Huimos hacia campo abierto médio heridos sangrando por los oídos.
Es curioso como en otoño mi pensamiento cae lentamente al suelo, como las hojas secas de los árboles pues sus ramas se dispersan lentamente con la brisa del viento que anuncia el frío invierno.
La niebla besa mis labios dormidos, el vacío siembra mi olvido, la noche es testigo de cómo sangran mis penas, y mis brazos siempre abiertos se cierran para abrazar a mi helado espíritu pues este tiene esta noche mucho frío.
Mi grito retumba sin Eco en mi personal abismo, el manantial ya está seco de melancolía, no sé puede negar la esencia de una flor, ni la media luz de una vela.
El Otoño es testigo de que se aproxima el puro Invierno y aunque lo parezca, en absoluto son amigos, a lo lejos se oyen caer las bombas asesinas destruyendo la Ciudad , la miel de otros tiempos se ha convertido en un inesperado y desconocido miedo,nunca olvidaré en mis adentros este pánico negro que siento.
El resultado de todo esto, son los hombres sin dedos, que no pudieron apretar el gatillo, y se enfrentaron entre si, con afilados cuchillos.
Sangre , heridas, odio, gritos, el rechinar de la Irá solo de oírla, ya mis oídos herían
Todo fue como si una nebulosa lo todo fundiera, aquello no fue una Guerra , fue el final de toda una vida y que unos extranjeros invadieron un día
No me arrodillaré nunca ante nadie, moriré de pie luchando por mi y por lo que es mío, y cuando toda esta locura acabe, el silencio será mi único testigo, esté muerto o este vivo el Apocalipsis habrá cumplido con su indigna misión.
Las Guerras son absurdas asesinas ciegas, los hombres que las provocan ni si quiera son unas salvajes bestias, son podrida carroña, asesinos psicopatas disfrazados con traje oscuro camisa blanca y corbata.
Mael Lorens
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de Autor 16/09/2022