Los años se volvieron fotos.
El cuerpo un libro de
líneas, olores y manchas
a la luz de las horas
que se volvieron tiempo.
Cincuenta años con la
carga de ser hombre
ante la muerte,
ante los dioses que
inconmovibles me observan
y ante el demonio que
juega y se burla
en mi noche
que se vuelve insomnio;
en mi tedio que
es grito ahogado
que se vuelve silencio
y breve espera,
interludio en la escena final.