Si viviéramos en un santuario
Nunca entraríamos en él
Lo observaríamos como un refugio para el prójimo
Si viviéramos en un santuario no seríamos nosotros
Estaría la mesura con sus hijos comulgando con el juego
Habría una mesa como la de palacios egipcios
Si viviéramos en un santuario
Sería en el del agradecimiento
Por poder sabernos más que todas nuestras ruinas
Si viviéramos en un santuario
Conquistaríamos otros
Hasta que el pasto se instale en los desiertos
Si viviéramos en un santuario
Estaría abierto como nuestros corazones
Cada latido sería la llave que nos conduciría a su interior
Si viviéramos en un santuario
Tendríamos niños con sonrisas celestes
Dulces como la razón de tus caricias
Si viviéramos en un santuario