Hay comunión cuando te amo,
y un café oscuro que se hace dulce
cada vez que se quiebra el acero
y se hace triste.
También hay agudos temores
y alguna que otra pregunta
de ecuménico valor
cada vez que naces en mis ojos
y sales de mis manos
hacia el mundo entero.
¡Tú estás aquí!
Se prende una luz en la medianoche,
se humedece el aire
y se esconde la luna
cuando entreabres los labios
para cubrir en un instante
la línea binómica del sueño.
¡Ay mi destino, que susurra una eternidad!
¡Ay tus manos hacedoras,
como pétalos, donde nada falta…!
Y cuando me amas,
se levanta la pomposa tierra
con sus ubres,
con una sonrisa imposible
que se hace hostia en la aurora;
No es mío el dolor en ese instante,
no es mío la lluvia que cae
cuando se desnuda la luna
y mi corazón se arma de dientes
para morder tu boca.