Cuanto me alegra esa morena
de negros rizos ensortijados
que van cayendo como cadena
sobre su rostro algo enredados.
Unas cejas negras algo incurvadas
como triunfo arco de su mirada
haciendo sombras encandiladas
a un par de ojos a pestañeada.
De labios intensos algo rosados
ingenio quieto muy bien guardado
de donde estallan besos callados
que han ungido a un enamorado.
Como testigo amplia frente
de sus ideales ambicionados
muy silenciosos pero potente
en su memoria multiplicados.
Morena cauta de su ternura
sabiamente ya controlada
entrega suave de su cultura
que ya la sabe bien controlada.
Ella no sabe de términos medios
su entrega afable sin contratiempo
pues ya se entiende como remedios
para la gente en todo su tiempo.