He alcanzado el grato sabor de la muerte
en el cielo de tus ojos
las constelaciones de tus pensamientos
codifican con luminosidad mensajes para mi locura
y con todos mis defectos nefastamente desfallecidos
tu claridad desbarata toda mi integridad
mas mi alma en su inmortalidad resurge
para darme de nuevo la vida
desde la consistencia de tus labios
tus cavilaciones de fulgor
son siluetas sutilmente arrobadoras
y puedo tocar la eternidad
desde sus voluptuosidades
en el extravío en que me sumerjo
en los laberintos de tus ojos
el amor me acaricia y me lleno de paz
me visita la muerte vestida de blanco
con sus alas de inmortalidad repentinamente desplegadas
y ella en la singularidad de un beso
ha cubierto nuestro idilio
con la pasión más allá de lo carnal
somos tú y yo
dos fuerzas potentemente universales en colisión
y las partículas que se desprenden
de nuestros pechos
se impactan sobre el suelo
en los parajes repletos de mariposas
la muerte nos consiente
y nos envuelve en su manto tétricamente nocturno
tan sólo para resguardarnos
hasta que el sol pinte la atmósfera de los terrestres
con colores llenos de vida
percibo tu respiración
y alcanzo la revelación
de la vida que fluye en ti
concibo en mis entrañas
la complicidad de las estrellas
en su luz agradablemente etérea
la muerte se aleja
sin renunciar a ser parte de mí
pues jamás podré desterrarla
amor
dime que advertirás su crecimiento
y cada vez que con el fuego de tu ser
me llenes de vida
trocarás a la muerte
tan sólo en un trozo del cosmos
y tú vendrás hacia mí danzante
en la plenitud que sobre ti
verterán las donosuras eminentemente inmortales
distraerás a las nebulosas
y materias deslumbrantemente estelares
y en contubernio con los guardianes del universo
cortarás las cadenas
que nos ligan a esta existencia
que de repente caduca
¡no miraré atrás!
pues creo en ti
porque sé que yo estaré a salvo
ya que tú estarás siempre conmigo