La bola de cristal
Un relato de Jordi Etresi
Las navidades estaban al lado de la esquina, era pleno invierno y hacía calor, aquel padre no tenía trabajo, ni dinero, pero tenía lo más preciado su hijo, el motor de su vida. Apenas tenía unos centavos para un regalo, solo deseaba que su hijo fuese feliz, aun así la felicidad no podía comprarse.
Entro en un antiguo anticuario con la esperanza de que lo poco que tenía fuera suficiente para darle a su hijo un regalo especial para Navidad, vio solamente algo que le llamó la atención, una bola de cristal con una casa idéntica a la casa donde vivía.
Pregunto al anticuario por ella y porque al agitarla la nieve de su interior no flotaba como en otras que había visto. La respuesta era porque funcionaba con una llave mágica que solo podía usarla las personas de buen corazón. El precio era tan elevado que no pudo comprarla.
Llegó el día de Navidad y en aquella casa lo que más se echaba en falta era el calor y cariño de su madre fallecida años atrás el mismo día de Navidad. Al despertar se encontraron un regalo en el centro de la mesa que nunca olvidarían.
¿De dónde había salido?
¿Había sido Papa Noel?
Dentro de la caja llena de adornos, envuelta en papel navideño, apareció la bola de cristal que había visto su padre días antes y contenía una llave que accionaba el mecanismo mágico de la misma, finalmente le dio la llave a su hijo y este la hizo girar.
Empezó a nevar dentro de la bola de cristal, pero también lo hizo en el exterior, esto era increíble. El niño salió de la casa y vio como los copos de nieve eran de verdad, todo estaba cubierto por un manto blanco y a lo lejos una voz lejana le llamó por su nombre.
Era su madre que apareció entre la nieve sentada en una silla de ruedas llena de cables y tubos en los brazos, extendió sus brazos y tanto el hijo como el padre fueron a su encuentro a abrazarla, era imposible no contener las lágrimas.
Un sonido espeluznante parecido a un lamento interrumpió el encuentro, una figura encapuchada como un monje siniestro apareció de la nada para recuperar a aquella mujer enferma y llevársela, su nombre era:
La muerte.
El miedo no impidió que el padre con la ayuda de su hijo cogiera a la madre del chico y entraran en la casa para impedir repetir la misma historia de su pasado. Cerraron la puerta, pero al rato aquel espíritu la golpeaba una y otra vez queriendo entrar.
El niño sin pensarlo dos veces introdujo la llave mágica en la bola de cristal y los golpes cesaron de inmediato, las contraventanas se cerraron de golpe y dejó de nevar, todo se quedó en silencio como en un cementerio.
No ocurrió nada más, solo vieron a la muerte atrapada en la bola de cristal y la muerte los vio a ellos sin poder escapar. Tras las ventanas y fuera de la casa no había rastro de nieve, como si esto no hubiese ocurrido jamás.
Epílogo.
6 meses después.
Todo volvía a ser normal, una familia unida, una familia feliz, la tecnología hizo posible que la enfermedad de la madre del niño fuera tratada con los nuevos avances para curarse y estaba dando muy buenos resultados.
A la salida del hospital fueron todos juntos a devolver la bola de cristal donde el padre la había visto en la tienda de antigüedades, pero el negocio estaba cerrado desde hacía décadas.
Cogieron un autobús para regresar a casa, una vez sentados empezó a oscurecer y a nevar, las puertas se cerraron de golpe. Unas carcajadas diabólicas provenían del conductor, era el anticuario y a la vez la muerte.
La bola de cristal se había roto en el trayecto y ellos ni se habían dado cuenta.
La familia intentó escapar golpeando los cristales posteriores del vehiculo, pero el autobús se alejó lentamente a un camino desconocido entre las tinieblas del bosque…
Nadie pudo oír sus gritos.
-Jordi Etresi
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