Fue en el panorama final de la aurora
donde, buscando el amor,
y jugando bajo una luna morbosa de canto triste
y una lluvia de olvidos,
solo entre mis suspiros,
disfruté al sentir cómo jugaban
los latidos de tu corazón.
Sístole y diástole divirtiéndose
como los dos enamorados que eran,
mientras no me dejaban un hueco
en el cielo para estar junto a ti.
Apenas nada fluía, apenas unos
susurros fantasmales justificaban
tu ausencia…
…sentí el mordisco,-una vez más-, del
amor de mi vida y pensé: … Si te vas…
mientras sentía la miseria de mi corazón,
durante todo ese otoño enamorado.
La sorpresa me llegó desde el paseo
extraviado de tu mirada que se fijó,
por última vez, en ese momento concreto
de la historia: el día de ésta, mi absoluta soledad…
…y sonreí sorprendido al verme protegido
de los imposibles, desde las cuatro esquinas
de mi esfera.