Tú, la que no acepta órdenes
en el cerco de mis brazos te
ofreces sin timideces flaquean
tus principios y tus piernas
Desfallecida te deleitas con
mis besos en tus senos
La caricia sutil en tu espalda
se torna posesiva, invasiva
y Tú, nada le niegas
Sientes el roce del capullo
entre tus muslos, húmedo
rígido, orgulloso, ya en tus
manos con más furia se muestra
y le entregas, abierta el canal
donde las mareas se encuentran
y gozas a boca abierta, despeinada
hasta sentir la última punzada en
tu vientre que los devuelve a la
calma de los cuerpos satisfechos