Me has dolido tanto.
Y he tenido tanto miedo.
El silencio se hizo dolor
y el clavo, también dolor.
Dolor de beso ausente,
de ardor que ha vuelto a la eternidad.
El silencio se hizo tumba,
tierra hambrienta
y el aire, viento.
Aire arrastrando alma, memoria
y todo.
Aun así, parece que no te has ido.
Y te vistes de lluvia, ahora
que llueve a cántaros.
Y te vistes de Luna virgen,
de pupila en que me pierdo
hasta llegar el alba.
Me has dolido tanto.
Y me dueles tanto,
porque estas ausente,
porque ya no hay remedio.