Intento gritar, pero las palabras se escapan;
¿dónde está la chispa?, ¿dónde está mi voz?
No puedo perder lo que nunca he tenido.
Mas yo he de aceptar mi labor;
no soy un ave con la capacidad de volar
pero garras no me faltan para mostrar.
Si mi rugido a la luna no puede llegar,
tomaré mi pluma y teñiré páginas
para los cielos poder conquistar.
En hora buena, el ave sin alas ha aprendido a volar;
quién necesita cantar, gritar o rugir
cuando solo preciso de un dedo y un poco de imaginación
para la luna y las estrellas, poder alcanzar.
Joseph O.M.R.