El mundo está sordo y mudo
no conocen el lenguaje del amor.
Voy y vengo sin razón
como ermitaño que bajara
de la punta de una sierra
donde todo tiempo se acaba.
Vengo, subo, voy
esperando de todos amor
para qué, si no hay nada…
Nada para mí, excavo y excavó
en lugares siniestros como lo es
sin duda el corazón del hombre.
A la muerte voy sin menoscabo
entendiendo que del cosmos
extranjero soy, y humano
simplemente me reconozco.
A mi corazón le importa
la soledad y la desaparición,
no así para este mundo
en el que no cabe la compasión
Piedras quiero contarles
que estoy solo, y los recuerdos
no calientan más el fuego
que solían irradiar mis ojos.
Que me contengo, y no lloro
pero gritando estoy de pie
reclamándole a la aurora
por no brillar en esos soles
que vagan como yo tan solos.
Lloro con rabia y muy hondo
por no quitarme del alma
las manchas que me dejan negro
y son para mi tormento.
Sonrió por la esperanza
pero no sé si mi tiempo alcanzara
a ver en el rostro de cada persona
la sonrisa y la humanidad…