Elizabeth Maldonado Manzanero

En recuerdo de Jara

El mundo está sordo y mudo

no conocen el lenguaje del amor.

Voy y vengo sin razón

como ermitaño que bajara

de la punta de una sierra

donde todo tiempo se acaba.

 

Vengo, subo, voy

esperando de todos amor

para qué, si no hay nada…

Nada para mí, excavo y excavó

en lugares siniestros como lo es

sin duda el corazón del hombre.

 

A la muerte voy sin menoscabo

entendiendo que del cosmos

extranjero soy, y humano

simplemente me reconozco.

 

A mi corazón le importa

la soledad y la desaparición,

no así para este mundo

en el que no cabe la compasión

 

Piedras quiero contarles

que estoy solo, y los recuerdos

no calientan más el fuego

que solían irradiar mis ojos.

 

Que me contengo, y no lloro

pero gritando estoy de pie

reclamándole a la aurora

por no brillar en esos soles

que vagan como yo tan solos.

 

Lloro con rabia y muy hondo

por no quitarme del alma

las manchas que me dejan negro

y son para mi tormento.

 

Sonrió por la esperanza

pero no sé si mi tiempo alcanzara

a ver en el rostro de cada persona

la sonrisa y la humanidad…