Si de pronto su luz me faltara
mi existencia sería desierta;
y de sombra estaría cubierta
sin tener su fulgor que alumbrara.
Su presencia es la mágica vara
que mi verso dormido despierta;
consiguiendo tristeza revierta
y se vuelva de amor alfaguara.
Su alegría es farol que ilumina,
de mi vida, los días oscuros;
con el brillo especial de sus ojos.
Es su lumbre, la lumbre divina
que poseen los seres muy puros;
y que logra postrarme de hinojos.
Autor: Aníbal Rodríguez.