Y pensar que es prohibido, el solo mírate.
Y pensar que es pena de muerte el solo soñarte.
Hoo divina probidad que me arrebatas pensarle.
Que muero en dolor al pensar que a mi vida arrebatase
el fulgor de la luz de tu imagen.
Ho voluntad afligida tan frágil y endeble,
queriendo olvidarte sin ese deseo.
Y es tanto lo que te pienso, pues
recuerdo tus ojos y tú sonrisa serena,
que ocupas mi mundo y todo mi tiempo.
Es tanto lo que te pienso que olvido olvidarte...