THE DREAMER.
Hoy, cuando me desperté, recordé que había soñado que amanecía entre tus brazos y que, arropado por tu piel, sentía el refinado sigilo de tus labios.
Desperté con el aroma que a tu cuerpo hace distinto, con ese que las rosas amanecen los domingos.
De pronto fue tu beso el que azuló el paisaje de este nuevo amanecer, y yo busqué lo eterno para luego refugiarme en las aguas de tu piel.
Navegué hacia la bahía que a tu cuerpo hace distinto, por aguas que tranquilas amanecen los domingos.
Por este sueño mío, yo pinté en la madrugada todo un sol en tu cintura, siendo luego conducido por el claro de tu espalda a una diáfana aventura.
Me pude ver desnudo y haciéndote el amor, creando aquel embrujo que es tan sólo para dos.
Recuerdo que mi beso fue a caer entre tus piernas a buscar la dicha eterna de tu llano pensamiento y que el sol de los secretos nos decía que la vida es la alzada poesía para quien ama en silencio.
Sentí que era tan tuyo como yo te sentí mía, que al fin nuestro futuro nos mostraba una sonrisa.
Un sueño... es cierto que fue un sueño, pero que va hacia lo real de lo que ambos prometemos: que vendrá una madrugada donde juntos despertemos y abrazados nos veamos donde amaneció lo nuestro: el amor… el destinado por los ángeles del cielo.