Es verdad que, a medida que avanzamos,
la vida queda atrás y no regresa...
Los días, los recuerdos, la promesa
vana de que, después de que nos vamos,
la senda continúa y nuestras manos
son las que agarran fieras la sorpresa
del amor, por sentir que esta ardua empresa
es más que hacernos pasto de gusanos.
Verdades como piedras del camino.
Caer en él, volverse a levantar
y así seguir. Brotar de tus despojos,
asumir que la luz no es tu destino
y que las cicatrices tras los ojos
son las que se resisten a cerrar.