Protagonista te hice
a ti… sí, a ti,
incolora línea,
la mitad de mi inspiración
fue para ti.
Desde siempre, desde que
en esta vida siento y
sufro,
ver caer el agua furiosa,
dando latigazos sobre el suelo
fue mi delirio.
Quince tormentas,
quince lamentos,
quince empapados poemas
llevaban el signo majestuoso
que tu sabes imprimir.
Marcaste
con cicatrices
serpenteantes
cabezos indómitos:
arrollaste bajo color
amarillento moles inverosímiles;
apaciguaste –sensata-
la sed del fiel
campesino que no
necesitó
sacar los santos a
la calle.
¿Qué inspirado tiralíneas
se encargó
de trazarte?
¿Qué envidiable poder
confió
en tu bondad?
En una tarde
olvidada,
obsesionada en tu idea,
te llevaste
hasta confines inhóspitos
una parte
de mi vida.
Cada lágrima que
llega al suelo
me parece
desgarrada letra
huyendo
de sutil cautiverio.
¡Salten rayos vengadores!
¡Lluevan grafías oprimidas!
Mueran
ahogadas en verde
cieno
antes que permanecer
esclavas
de níveo papel
inmóvil.