En busca de justicia,
cargado de preciosas ilusiones
navego la inmundicia;
que trae decepciones
y llena el corazón de nubarrones.
Contemplo desencanto
en seres que tuvieron esperanza;
que terminara el llanto
surgiendo la bonanza,
¡y el sueño se volvió desesperanza!
Y sigo caminando
y encuentro soledad en mi trayecto;
y me pregunto cuando
habrá un mundo perfecto
basado en la bondad, y tierno afecto.
Y observo con tristeza
la cruel indiferencia del humano;
que mira la pobreza
que abate al pobre hermano;
¡y nunca por piedad le da la mano.
Escucho la proclama
que dice con destreza el candidato;
ofreciendo un programa
que solo es un formato;
¡buscando en el poder su gran boato.
Y escucho la homilía
que grita el sacerdote vehemente;
burlando día a día
la fe del inocente;
¡que espera salvación de un dios ausente!
Y con nostalgia mucha
pregunto donde están los que veloces;
invitan a la lucha
con esos altavoces,
¡que saben despertar de honor sus voces!
Autor: Aníbal Rodríguez.