Aún le escribo a un amor viejo que vive intacto en mi interior, a pesar de los años, todavía me encuentro atada a la dulzura e ingenuidad de un noviazgo joven que nació una tarde de verano, con una mirada tan simple que habló e impactó haciendo significar todo en nuestros corazones.
Me vuelvo una mujer infiel cada vez que pienso en sus besos, sus manos acariciando mi piel, las salidas al parque y el fuego encendido en una cama de hotel.
Me siento una persona mala dividiendo mi corazón en dos, repartido a dos hombres que amo con locura y es posible que egoístamente no quiera perderlos. No me justifico diciendo que “soy humana”, “que a veces me equivoco”, “que no fue planeado”. Básicamente lo siento así, pues pido mil disculpas, sin embargo, sé aceptar que los amo y la elección es una decisión que no puedo tomar, porque con ellos quiero estar.