Díganle, que sigo en espera de volverle a ver, que en cada amanecer siento que de nuevo le vuelvo a tener.
Díganle, que con los brazos hendidos le espero, que necesito tenerle porque siento que sin ella muero, que la vida sin su presencia duele.
Díganle, que no soporto su partida, que desde el día de su ida el corazón se hace pequeño.
Díganle, que le necesito para sentirme completo que, por supuesto, su ausencia me hace sentir como si estuviera muerto.
Díganle, que le espero, que espero volverle a ver, antes de fallecer.
- Santiago Ch.