Un joven borracho cayó por la esquina
y fue su vecina la que lo encontró;
le dijo asombrosa, «¿qué pasa muchacho?
si ya eres bien macho, no sé qué te dio».
El joven caído miró con asombro
que bajo el escombro tenía un por qué.
Y dijo entre dientes, —«hoy tomo por ella
y en esta botella conservo mi fe.
De casa salimos muy juntos de fiesta
y fue una ballesta la trampa real:
tomamos dos copas y en pleno concierto
quedé muy desierto; del alma fatal.
Un vago disquero le dijo un consejo
tan vil y pendejo que todo creyó.
No supe la trampa que bien me diluye
y siento que fluye más fuerte que un no.
Y fueron de pronto juntando sus brazos,
formando dos lazos muy llenos de amor,
y lo que me duele lo llevo en el pecho
tan triste y deshecho con este licor.
Y voy a olvidarla, borracho y traumado
porque me ha dejado por un colibrí...»
«No sigas por ella sufriendo vecino,
y sigue el camino, no todo es así».
Dux Den