De un agujero infame, rudo, pero, sobretodo, inexorablemente vacío, surgen sin explicación ni permiso, versos sinceros.
Palabras incandescentes que debieron haber sido abatidas entre los labios del amado.
Más, ahora, ciego es el dolor que las envuelve y las empuja, porque no quiere ver el consuelo.
Caprichosa alma que necesita nutrirse de tan dolorosa inspiración.
¡Cómo calla! Cuando henchía en su egocentrismo el amor alcanza.
Pero este, el amor, siempre se agota. Y es entonces cuando el alma, que había sido oculta en las entrañas, comienza a arañar las paredes para expresarse desde allí.
Y ruge todo lo que calló y más.
Las alabanzas se vuelven injurias.
Y la verdad, desnuda, intenta desenvolverse en mentiras para salvarte.