Lucy Quaglia
Algonquin Número Seis
Este tronco finito
que sube cargado
de ramas y hojas
va largando al tiempo
el aire imprudente
que lleva soltando
invierno y verano
dándose la mano.
Ese árbol nos vio
cuando llegamos cansados
y nos verá partir
un poco más aliviados
llevando en el coche
las valijas de mano.
Ese árbol no tiene
ni ardillas ni pájaros,
solo vive al costado
de arbustos de frutas
y el quincho adorado.
La colina suave
que ayuda a sostener
tiene semillas crecidas
en cada atardecer
mientras pasa la lancha
en el lago azulado
llevando gente alegre
con destino apurado.
Este tronco de ramas
tiene pocos años,
para cuando él crezca
yo seré montaña
durmiendo en la roca
las horas extrañas
mientras en el lago
pasarán canoas
que alguno maneja
sin pensar en nada.
Este tronco es alguna
de las tantas plantas
que ven el color
del verde florido
en el Algonquín
que vive en la calma
de mil aventuras
soñadas tempranas.
(Escrito antes del 2015)