Si somos una composición única e irrepetible
de millones de partículas
que provienen del mismísimo origen,
migajas sin pronóstico que han surcado el espacio
y sobrevivido al tiempo,
residuos restantes reemplazados
de una realidad sofocada y rota,
si somos ínfimos en lo infinitamente inconmensurable
justo aquí y ahora,
no es casualidad que tú y yo
nos hayamos encontrado…