Era noviembre y el trigo
avanzaba sobre todos tus abismos
y tus ojos de sol entre los olivos
bautizaban para siempre mis ocasos.
Cualquiera puede escalar un muro,
saltar sin redes al vacío.
cualquiera puede pelear contra leones
sin escudo, a puño limpio,
pero nadie, creeme, nadie
puede mirarte a los ojos
y permanecer intacto.