Darse cuenta de quienes somos realmente, de quien eres tú, de quien es el, de quienes son ellos… es como caer y darte cuenta de que no te puedes levantar porque has quedado invalido de voluntad, quebrado de ilusiones, en tratamiento por el desvió de la confianza, hoy tal vez estés cansado de vivir con la esperanza de un ciclo sin mentiras ¿sería un plan perfecto no?… dejar caer el telón, que se acaba la función en la que tú crees ser protagonista y no te das cuenta que en la vida no hay protagonistas si no papeles principales en la que el poeta se vuelve el narrador de tu vida tan simple como estas líneas, cada vez que cierra sus ojos ve un tercer plano de lo que representa cada lagrima que corre por tu mejilla, lo que representa que hoy en día seas un caos y un limbo el viento no es impulsador de sueños rotos, la luna no es luz de caminos mal caminados, sin embargo ves la vida como un juego de azar, en las que tiras los dados y aspiras sacar flor imperial a ver si mañana apuestas más… la vida solo te permite tirar una vez los dados tu eres el que los elevas al cuadrado.
Donde quedo el sarcasmo de las carcajadas en el verano, quedaron guardadas en el baúl de otoño como cuando éramos niños y jugábamos en invierno y vestíamos abrigos de marca “soledad” aunque a ti te gustaba llevar más “la desolación” mientras pasaba el tiempo las hojas morían de amarillo y nuestras ganas de negro, ya crecimos y aun conservamos los abrigos puestos… ¡no me di cuenta en qué momento! Solo sigo viéndome en el espejo y observo que tiene parches... ¡me imagino el tiempo! ¿Pero no lo ha desgastado? Las lágrimas caen yo estoy bien… pero ella sigue llorando por dentro y sola la veo cuando me veo en el espejo… darse cuenta de lo triste que es darse cuenta que puedo ser yo la mujer en el espejo y tú el sujeto que daño su chaqueta de invierno.