Cuando llegas a la cima
y contemplas el ayer,
cuánto gozas el placer
de ese amor que te sublima;
ese beso, esa caricia
que estremecía la piel;
los aromas y la miel,
que se tornaron delicia,
esas divinas miradas
ese alegre convivir
con las personas amadas;
inesperado desliz
que te ilumina el alma
y te hace sentir feliz...