Mis palabras, vuelan sobre el tiempo,
sostenidas por el viento
como si fuesen tus tibias manos,
esas que mecen la cuna
las mismas que cuidan del jardín
sin saber si es de noche o de día
que solo guardan la memoria de la caricia
sin importar si hay claridad u oscuridad
Mis palabras, llevadas en tu palma
a la época de mi niñez
cuando corría por el monte
o me sentaba en la rodilla de la mujer
experta de amor que nos alimentaba
la misma palma, que me lleno de abrigo
en la noche del recuerdo
de soledad y de hastío
Mis palabras, recogidas en tu pecho,
como el pasto seco en tiempo de verano,
donde reposan los sueños,
donde vuelan los pensamientos.
El mismo pecho, que dio cobijo a todas mis miserias
las que masacraron el alma
con imágenes digeridas durante décadas.
Mis palabras, lanzadas al viento con tus sueños
hasta allá, donde el mar ingenuo besa al cielo,
volando sobre el mundo con tu eco,
como plumas liberadas sin apegos,
como flores adornando nuestro encuentro
en la memoria del amor que guarda tu vientre
Estas palabras, sentadas a tu lado
crecen, se fortalecen, vuelan por el valle y la montaña
descienden al río, anhelando mares
explorando arenas, hasta encontrar el tiempo
para reposar contigo.