La primavera llego, curiosamente fue un día frío, nublado, en otras palabras, un día espectacular. Fue un veintiuno algo silencioso, no parecía primavera, sino que el invierno aún continuaba, ese invierno que extrañare cuando comiencen los días largos, calurosos, bonitos y mas ruidosos.
El punto es que desperté de buen humor; algo raro en mí, debo reconocer.
No digo que me desagrade la primavera, o el verano, a fin de cuentas son estaciones ideales para pasear, descansar bajo el sol, nadar, o caminar hasta un poco mas tarde de lo habitual. Sin embargo el frío va mas acorde con mi personalidad tan aislada y la sensación de sentirme a salvo en casa, me siento identificada con días grises, y eso me gusta. Pero no vengo a hablarles de mis preferencias, para nada, mas bien, vengo a contarles que amanecí de buen humor y la razón es porque desperté con el hombre de mis sueños a mi lado, abrí mis ojos, gire mi cabeza, y ahí estaba, durmiendo boca arriba; se veía realmente hermoso. Entonces me dije a mi misma lo afortunada que era, agradecí sin alzar la voz y me levante por el desayuno, puse la pava al fuego para el mate, el pan cortado en rodajas, listo para tostar y la bandeja preparada para llevar a la cama. Conforme con mi mañana arme todo y me dirigí hacia la habitación, y al entrar me quede unos segundos observándolo, admirándolo, amándolo con una mirada, luego me acerque y lo desperté, espere que se acomodara y le hice entrega de la bandeja, me senté a un lado de la cama y comencé a cebar mientras él untaba las tostadas con mermelada de cereza, y mientras lo hacíamos sonreíamos, era como si las palabras sobraran, el silencio era perfecto y estábamos bien el uno con el otro; una mañana ideal y declarada en amor, tan especial que me deje llevar por mis sentimientos, cosa que rara vez dejo que pase, porque cuando dejo que salgan a flote me siento un poco incomoda, absurda y eso me pone de malas, pero con él era inevitable, tenía la necesidad de expresarle que su presencia me hacía feliz. Entonces me hecho un vistazo y entendí que no hacía falta recibir una respuesta, en sus ojos vi todo, tal vez es el efecto de la primavera, tal vez es el efecto que él genera en mí o tal vez solo sea que estoy enamorada de su generosidad y su transpariencia. Pues sea lo que sea así estaba bien.