La princesita se llama Graciela porque es graciosa
y la rana se llama Noveno porque había una que era Gustavo.
Sexto, Séptimo , Gustavo y Noveno.
Interrogatorio
Te estamos investigando,
sabemos mucho de ti.
¡Cántanos tus fechorías
o te vas a arrepentir!
El viento mueve con fuerza
la superficie del mar,
las olas están furiosas,
es día de tempestad.
Cuando tu esbelta figura
se acerca para nadar
deja de soplar el viento
y el mar encuentra la paz.
¡No me digas que no hiciste
con el aire más que un pacto!
¡No me niegues que tú tienes
con la mar algún contrato!
El manantial está seco,
hace un mes que no da nada.
Se quedó sin vida el río,
el oxígeno le falta.
Apareces por la orilla,
tienes sed y estas cansada,
te relames los dos labios
y empieza a fluir el agua.
El río se recupera,
nacen peces de la nada.
¡Lo tienes que confesar,
te delata la mirada!
¡Tienes trato con los duendes
y un convenio con las hadas!
Hay un cielo despejado
mientras duermes en tu cama.
Empiezan a llegar nubes
cuando vas a la ventana,
y al mirarlas con tus ojos
las modelas con el alma.
Creas un sinfín de formas,
de barco, de corazón...
Y la mayoría dejas
para la imaginación.
Te cuesta muy poco tiempo,
haces todas a la vez,
así el sol puede pintarlas
de color amanecer.
¡Es evidente que el alba
a su red te incorporó
conociendo que las musas
hacen noche en tu balcón!
Es noche de luna nueva
y reina la oscuridad,
al ser un día de invierno
el sol tarda en asomar.
Como tú estás desvelada
te apetece pasear.
La luna cambia su ciclo
y el sol debe madrugar.
¡Aunque te hagas la inocente
yo lo puedo demostrar!
¡Tengo pruebas que te implican
en la trama solunar!
El prado se ve amarillo
por la sequía estival,
las flores están muy tristes
y sus olores se van.
Apareces por el campo,
has salido a caminar,
la hierba toma su verde,
recupera la humedad
y las flores jubilosas
empiezan a perfumar
los besos que dan tus pasos,
las caricias de tu andar.
¡Reconoce que te has hecho
secuaz del agua y el sol!
¡Confiesa que también eres
cómplice de la ilusión!
Yo sé que me estás mintiendo
al negar con la cabeza
que el comentario oportuno,
con sentido y sutileza,
la serenidad del porte
y tu exquisita belleza
salieron de algún conjuro
entre la naturaleza.
El ritmo de tu canción
y tu voz de terciopelo
te involucran en el cártel
de canarios y jilgueros.
Sabemos que perteneces
a una banda de ladrones
que trafica con sonrisas
y roba los corazones.
En el asalto del cielo,
con total alevosía,
te llevaste de botín
millones de poesías.
Cuando actúas por la noche,
no te ven ni dejas huellas
porque tienes de compinches
a la luna y las estrellas.
En la estructura del clan
puedes ser tú la primera:
Organizas el otoño,
diriges la primavera
y también mueves los hilos
que manejan las mareas.
¡Confiésalo ahora que puedes
o te van a sentenciar
a consumirte en la hoguera
con un fuego pasional!
Si te niegas a cantar
te encerrarán de por vida
en el penal del amor
con la perpetua y un día.