Queridos poetas, viajé de incógnito en el tiempo.
Contarles, lo que vi. Es una gran necesidad, que siento.
Les voy a revelar, cómo el adverso futuro, se desespera.
Y de no actuar hoy, la actual sociedad, se nos desenfrena.
El papel, que habéis depreciado, tirando a la basura,
En el futuro, será muy codiciado, amado con usura.
Se podrá, cambiar una hoja virgen, por elegante cena.
Y si es escogido, recibirá, el mejor manjar, por docena.
Ustedes los valientes, al perdido, le fijaron rumbo.
Siendo incluyentes, ayudaron a cambiar el mundo.
El insensible, ahora, ama con el alma, es increíble.
Y el intolerante, hoy es bondadoso y comprensivo.
Lastimosamente, en el futuro, no se goza de poetas.
Llaman algunos, los pensantes, hombres de tretas.
Dicen que deliran, orgánicas astucias, anómalos desvaríos.
Callan temerosos. Sin indulgencia, son vilmente perseguidos.
El lirio, el cartucho blanco y la rosa de encanto,
Se proyectan, en clase de historia, sobre mantos.
Los pensantes, escriben sobre cristales, sin declamar.
Las prohibiciones, han hecho al hombre de letras callar.
La poesía construye. Precursora benéfica de la humanidad.
Cordial, pabilo de vida, amoroso recuerdo, por la eternidad.
No guarden la poesía, recítenla a los niños, será su herencia.
Como en la historia, surgieron los grandes hombres.
Así, estimulen a los jóvenes… Serán, los futuros poetas.